No hay
nada como una buena letra para definir la situación política actual de silencio
ante los resultados electorales del pasado 26 de Junio. Y es que los ciclos
vitales, económicos, políticos, etc., se
repiten hasta en la lírica musical.
Los populistas se han desinflado por alterar su propia esencia y por ofertar la auto venta del populismo; ¿Qué ha sido de aquella verdadera democracia interna desde la asamblea?, ¿qué ha sido de aquel férreo control desde las bases?, ¿qué ha sido de aquella huída hacia adelante evitando viejas y "castosas" formaciones? Además, esas múltiples siglas de las "confluencias" y los "territorios", que nos vendían permanentemente como formatos de la nueva política, de la regeneración democrática, han resultado eufemismos más rancios que plantear una resurrección de Alianza Popular hoy en día. Y si a esto sumamos el hecho fehaciente y demostrable de la nula capacidad de gestión allá donde "gobiernan" o donde les han permitido gobernar aquellos a quien además no dejan de atacar, blanco y en botella; Bluff.
Pero no pasa nada. Cuando con otros partidos (Psoe) los medios están en permanente
agresión exigiéndole el cruce de navajas interno de la renovación "necesaria", ante los peores resultados de la
historia democrática, los del "no-sorpasso" van a analizar aquellas posibles causas -venezolana, pseudo ideológica o
iraní- de su "leñasso" electoral, pero sin auto crítica ni búsqueda de responsabilidades. ¡Cómo nos gusta la moqueta bajo la silla!
Perder
en cuatro meses un millón de votos se dice pronto, pero es muy mal augurio. O,
según se mire, muy bueno. ¿De quién es
la culpa de que se disgregue la izquierda?. ¿De una verdadera necesidad de
re-fundación de principios y valores que contrarresten el imparable y brutal avance
del liberalismo capitalista más voraz de la historia financiera, o tal vez del ansia de múltiples desconocidos segundones -de arraigadas formaciones políticas irrelevantes hasta ahora en acciones de gobierno nacional- que intentan el asalto a un
cielo que nunca les ha sido otorgado dentro de aquellos partidos a los que
pertenecían?
La culpa, está clara. No es de Marx, ni de Engels ni de la socialdemocracia del siglo XXI. En este texto del siglo XX, que puede acompañarse de música pinchando el enlace, se dice todo:
La culpa, está clara. No es de Marx, ni de Engels ni de la socialdemocracia del siglo XXI. En este texto del siglo XX, que puede acompañarse de música pinchando el enlace, se dice todo:
La culpa fue del cha cha cha - Gabinete Caligari |
"Saliste
a la arena del night club y yo te recibí con mi quite mejor. Estabas
sudadita, pues era una noche que hacía calor. Te invité a una copita y tú me
endosaste el primer revolcón.
Tenías querencia a la barra y tuve que tomar tres puyazos de ron, para sacarte a los medios con el beneplácito de la afición, que con olés
me animaba mientras me arrimaba a tan brava mujer.
Y yo bolinga, bolinga, bolinga, haciendo frente a la situación, con torería y valor.
Y allí en la arena del night club, citando sin ventaja y contento de ron, te ceñí la cintura palpando tu faja con garbo y valor, entre olés, ovaciones y aclamaciones de satisfacción. La culpa fue del cha cha cha que tu me invitaste a bailar. Embistiendo mi capote yo me asomaba al balcón de tu escote. La culpa fue del cha cha cha. Sí, fue del cha cha cha, que me volvió un caradura por pura casualidad".
Y yo bolinga, bolinga, bolinga, haciendo frente a la situación, con torería y valor.
Y allí en la arena del night club, citando sin ventaja y contento de ron, te ceñí la cintura palpando tu faja con garbo y valor, entre olés, ovaciones y aclamaciones de satisfacción. La culpa fue del cha cha cha que tu me invitaste a bailar. Embistiendo mi capote yo me asomaba al balcón de tu escote. La culpa fue del cha cha cha. Sí, fue del cha cha cha, que me volvió un caradura por pura casualidad".
Eso si, los atlánticos (y atlantes) sabemos que hay que tener mucho cuidado con la resaca, que suele llevárselo todo y solo devuelve los deshechos inservibles inertes y putrefactos, (y que previamente había traído la marea), que cuando hablemos de las próximas elecciones autonómicas gallegas, veremos aflorar y detallaremos en las riberas de nuestras costas, siempre que quede algo del cruce de navajas que se avecina en ese barrio idílico e irreal de las confluencias imposibles.